Se me olvidó comentar una sensación que he experimentado en los pocos días que tengo el iPad: ¡qué difícil es volver al iPhone para hacer aquello que parecía revolucionario hace solo unos días! como navegar por Internet, leer el correo o buscar el mejor trayecto para volver a casa. No dejas de pensar en que eso mismo podrías estar haciéndolo en el iPad….
Como comenté, la anterior entrada no es una crítica al producto sino un volcado de mis sensaciones como usuario del nuevo artilugio de Apple. Pero me han pedido que comentara los tres puntos por los que más se ha criticado al ipad desde su aparición: la no disponibilidad de un puerto USB, la carencia de multitarea, y la falta de soporte de Flash. Sobre esta última no voy a decir nada, ya se han escrito ríos de tinta sobre la misma, incluido el propio Jobs. Sobre la multitarea diré que, efectivamente, la experiencia (mística) lo sería aun más si se pudiera cambiar de programa sin tener que salir de uno y entrar en otro, aunque esto parece que está a punto de resolverse con el nuevo sistema operativo, y sobre el puerto USB, ¿qué decir? Si es para un lápiz de memoria ya tengo Dropbox, si es para periféricos –que le quitarán parte del encanto a la relación íntima entre el usuario y el aparato– ya hay un puerto y están empezando a proliferar los periféricos que lo utilizan.
En resumen, creo que son críticas que no menoscaban lo más mínimo la calidad del innovador producto que le valió a Steve Jobs la portada de la mayor parte de los periódicos del mundo.