Después de una larga inactividad y llegado el final de año he hecho un balance mágico de los últimos meses y la reaparición de mi alter ego «El Gran Pichín» también conocido como «Placebus» y siempre el mago que llevo dentro desde mi infancia.
Cuando me preguntan por mi afición a la magia siempre me refiero al hecho preciso en el que se despertó ese «gusanillo» que me hizo sumergirme en este mundo allá por el año 1967 más o menos. Recuerdo el lugar: el piso de Norbeto Piñango 13, primero, en Requena, en la sala de estar. Mi padre me demuestra sus habilidades con las cartas con el truco de «La carta adivinada entre cinco metidas en el bolsillo». Me lo repite varias veces siempre adivinando la carta elegida. ¡Tengo que saber cómo se hace!
Aquel juego está descrito en la página 168 de «La prestidigitación al alcance de todos» de Wenceslao Furió (1948). Era un libro que adquirió mi padre durante su época de estudiante en Valencia y que todavía conservaba.
Mi padre me reveló el truco y me dio el libro, que todavía conservo. Aquel libro me abrió las puertas a una nueva dimensión y aunque entonces mis manos eran todavía demasiado pequeñas para reproducir muchos de los efectos descritos en el libro serviría para iniciarme en el mundo de la magia. Todavía hoy, más de cincuenta años después, mi repertorio cartomágico incluye algunos de los juegos que se describen en este libro, que todavía guardo en mi biblioteca.
Pero paso a hacer una revisión de mis últimas actuaciones, de las que la más memorable ha sido, sin lugar a dudas, la última en la celebración del 25 aniversario del Palacio de Congresos de Valencia, el pasado 14 de diciembre. En septiembre, la directora del Palacio, Sylvia Andrés me llamó para proponerme participar en el acto pero de manera sorpresiva. No se anunciaría ninguna actuación y lo que se pretendía era que durante la gala «de manera espontánea» algunos de los asistentes y clientes del Palacio demostráramos nuestras habilidades al margen de nuestra actividad profesional. Para ello contactaron conmigo (Sylvia ya sabía de mi afición por una actuación que hice en el mismo Palacio durante la inauguración del congreso de InterPore 2019) y con José Luis Górriz, jefe de servicio de Nefrología en el Clínico, que tiene un grupo musical y toca la batería.
Con la ayuda de la agencia de comunicación Kliperdevila se grabó una webserie de seis capítulos con las actrices Carmela Lloret y Candela Herrero que serviría de hilo conductor y que iría introduciendo distintas acciones incluyendo las actuaciones de Górriz y mía y, como no, la tarta de cumpleaños y el «Cumpleaños feliz» como colofón del acto.
En el guion, tras el capítulo 5 de la serie, Paloma y Neus (los personajes interpretados por Carmela y Candela) dieron paso al científico que iba a pronunciar una charla magistral y compartir parte de sus conocimientos con la audiencia. El científico era yo y allá que me fui con la intención de dar una charla sobre mi especialidad: las aguas subterráneas. Pude notar como la audiencia —gran parte de la cual eran del ámbito sanitario— se revolvía en sus asientos esperando una aburrida y prescindible charla magistral en un gala de celebración de aniversario.
Elegí un tema que —expliqué— podría ser de interés a la mayoría de los asistentes al tratar algo que suscita curiosidad como son los poderes de los zahoríes para encontrar agua bajo tierra.
Pero, sorpresivamente, la siguiente diapositiva decía «Piensa un número» y a partir de ahí la charla magistral se convirtió en un inesperada actuación de magia.
Todo salió según lo planeado y la actuación tuvo tanto éxito que a la salida los asistentes no se creían que yo era catedrático de la UPV y pensaba que era un actor más contratado para la ocasión.
Al día siguiente regresé a por mis «trastos» y en la puerta del Palacio me encontré esto
Fotos cortesía de Inma Monzó, Valencia Plaza y Palacio de Congresos